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“Vamos a tener un sobre-ajuste, igual que en 2002”

Lo afirmó el economista Ricardo Arriazu durante el Segundo Congreso de la Cámara de Agentes de Bolsa, llevado a cabo en la BCBA. El evento se constituyó en un foro oportuno para evaluar la coyuntura actual desde la perspectiva de los destacados oradores invitados.

“En el mundo, la guerra comercial se está convirtiendo en una guerra de monedas. ¿Podemos esperar que suban los precios internacionales de las commodities? No. Todo dependerá entonces de nuestra prudencia y sentido común (Ricardo Arriazu).

Como un oasis de análisis y reflexión en plena crisis económica, financiera y bursátil. Así se vivió, dadas las circunstancias imperantes, el Segundo Congreso de la Cámara de Agentes de Bolsa, que tuvo lugar el 2 de septiembre en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. “Nuevamente, el país se encuentra en un momento crítico”, señaló el presidente de la Cámara, Alejandro Porzio, durante la presentación del evento. “Atravesamos una crisis de magnitud, una gran crisis social y económica que ha golpeado a todos los activos argentinos, generando un estado de zozobra e inquietud entre la población. En este contexto, los inversores habían colocado sus ahorros apostando por un país que no logra crecer ni salir de su estancamiento”. Al respecto, Porzio exhortó a quien asuma el próximo gobierno a comprender que “es imprescindible salir de esta mediocridad”, y ejemplificó: “75 años sin poder controlar la inflación es una clara muestra de nuestra incapacidad para resolver los problemas”. Al afirmar que el país no puede seguir dependiendo de los capitales externos, el presidente de la Cámara de Agentes observó: “Necesitamos crear un gran mercado de capitales en el que tanto el Estado como las empresas puedan financiarse sin necesidad de recurrir a los fondos del exterior. En tal sentido, nuestro desafío es recrear la confianza. La seguridad jurídica y el respeto de los contratos deben ser las piedras angulares de nuestro sistema. Desde la Cámara estamos dispuestos a colaborar con las autoridades en todo lo que sea necesario para ayudar a sacar el país adelante. Es imperativo dar vuelta la página y mirar el futuro con optimismo”.

“Los argentinos nos merecemos un futuro mejor. No podemos volver a aplicar viejas recetas que nos van a llevar a los mismos resultados de siempre” (Alejandro Porzio).

Al detallar el proceso que desencadenó la crisis actual, el secretario de Finanzas de la Nación, Santiago Bausili, recordó: “Desde las PASO entramos en una dinámica, que debe ser cortada, de profecía auto-cumplida; a saber: como no va a haber financiamiento el año que viene, tampoco hay financiamiento hoy. Como no hay financiamiento hoy, hay que reperfilar. Como se reperfila, quizás haya corrida sobre los depósitos en dólares. Si hay corrida sobre los depósitos en dólares, corren riesgo las reservas. Si las reservas están en riesgo, hay que poner controles de cambio. Esa dinámica sólo nos lleva a la profecía auto-cumplida de una crisis”.
Con referencia a las últimas medidas tomadas por el equipo económico, Bausili explicó: “La decisión fue actuar lo más rápido posible sobre la base de lo que estábamos observando. Creemos que esta administración tiene la capacidad de ejecutar un reperfilamiento de los vencimientos de los bonos en los próximos 10 años, probablemente en un proceso que duraría entre seis y ocho semanas. Pero se requiere de dos condiciones necesarias para que esto se pueda ejecutar: una es el apoyo de la oposición, que convalide el esfuerzo y legitime a esta administración como contraparte de esa negociación; y la segunda es, obviamente, convencer a los tenedores de estos títulos de que el reperfilamiento será una medida sustentable y definitiva. Si el Congreso validara este proceso mediante la aprobación de un proyecto de ley, contaríamos en principio con la institucionalidad suficiente como para enfrentar a los inversores y hacerles la propuesta”.

“Hoy, los números del sistema financiero son completamente distintos a los de 2001. Los dólares que respaldan los depósitos están todos disponibles. Quienes estamos involucrados con el sistema financiero tenemos la responsabilidad de aclarar esto y de reducir todo lo posible la toma de decisiones en contexto de pánico” (Santiago Bausili).

A continuación, tomó la palabra el presidente de la Comisión Nacional de Valores, Marcos Ayerra, quien señaló el “origen político y social” de lo que hoy ocurre en el mercado de capitales argentino: “Hasta el momento de las PASO, habíamos obtenido muchas cosas para el mercado de capitales: la cotización de BYMA (Bolsas y Mercados Argentinos); la fusión MATBA – ROFEX; la actuación independiente y muy sólida del MAV (Mercado Argentino de Valores); la vigencia de la Ley de Financiamiento Productivo; la incorporación de 300 nuevos agentes en 20 provincias… Menciono todo esto para que no perdamos dimensión de lo que habíamos hecho en conjunto, con esfuerzo. Y esa estructura está”. Sobre la base de este análisis, Ayerra enfatizó: “Esta crisis no tiene sentido, carece de base técnica; por eso hay que transmitir calma. Hay miedo: presumo que los ahorristas temen que no se vayan a respetar las instituciones básicas. El mercado es el sector de la economía que más necesita de la confianza, y sin mercado no hay economía. Los que creemos en las instituciones debemos expresarnos con coraje. Si queremos recuperar el mercado, no podemos elegir hacernos chiquitos, invisibles… Eso sólo nos hará daño. La mejor forma de proteger a nuestros inversores es dar todo lo que tenemos por preservar la institucionalidad. Mientras mantengamos la calma y trabajemos duro para que los inversores puedan tomar decisiones lo mejor informados posible, iremos en el camino correcto”.

“Un mercado sano y desarrollado es esencial para el país. El camino de recuperación de nuestro mercado es duro; entonces, para nosotros es tiempo de dar: no de exigir ni de recibir” (Marcos Ayerra).

La coyuntura política y sus perspectivas también fueron analizadas durante el Segundo Congreso de la Cámara de Agentes de Bolsa. “Más allá del resultado de las PASO, es evidente que las reacciones del mercado, tanto aquí como en el mundo, terminaron generando un dilema de gobernabilidad”, reflexionó el analista político Sergio Berensztein. “Aunque la corrida tenga su propia especificidad y la crisis económica ya posea autonomía propia, no se trata sólo de la cuestión estrictamente económica: detrás de todo esto hay una cuestión de gobernabilidad, porque la chance de que la crisis escale, obviamente, compromete la paz social. El reperfilamiento de la deuda y este control de cambios sui generis, que no afecta al stock sino a los flujos, le permitirían al próximo gobierno asumir con un nivel de reservas significativo. La clave, ahora, es que la actual administración pavimente el camino para que la próxima pueda enfrentar la crisis con recursos. El interrogante es la gobernabilidad. En tal sentido, hay un problema serio; y lo peor que podemos hacer es negarlo”.
Asimismo, Berensztein consideró que el mejor escenario hasta el 10 de diciembre es el de “un camino sinuoso, resbaladizo y lleno de obstáculos: muy complicado”, y advirtió: “Si ponemos el foco sólo en el aspecto electoral, corremos el riesgo de tener un final caótico, porque aquí juegan todos. Y si hay chance de que la elección se vuelva competitiva, la oposición va a jugar de manera no cooperativa. La dinámica destructiva de un huracán como el que tenemos hoy en la Argentina es imposible de pronosticar. Hoy corremos el riesgo de que esta crisis termine como suelen terminar las crisis en la Argentina: muy mal. Cuando la macro está tan inestable, y encima existe un debilitamiento del liderazgo político por el motivo que fuere, la combinación de ambos factores es la tormenta perfecta. Y eso es lo que hay que evitar. Creo que las últimas medidas económicas (que, si bien no me gustan, son pragmáticas) contribuyen a evitar el caos; con costos enormes, sí, pero en terapia intensiva el médico no se pregunta si una traqueotomía está bien o mal: la hace y punto”.

“Hoy, lo electoral es un obstáculo para garantizar una salida ordenada de una situación que puede derivar en un caos. Es un momento dramático” (Sergio Berensztein).

Al cierre del evento, el economista Ricardo Arriazu se manifestó “apenado e indignado” por una nueva crisis económico-financiera y por “la falta de sentido común y de prudencia” de la dirigencia argentina. Si bien reconoció que “merced a un año de sufrimiento, la actual situación económica es mucho más sólida que las de las crisis anteriores”, Arriazu indicó que “la gente no sabe cuál es la política económica actual ni cuál va a ser la futura, y ante la duda vende todo lo que es argentino: bonos, acciones, pesos… En esta situación, aunque el ajuste ya haya concluido, vamos a tener un sobre-ajuste, igual que en 2002, generado por las expectativas negativas. Porque la gente, por miedo, saca más de lo que debe: saca lo que tiene. Esto impacta en una reducción de la demanda y del PBI, por lo que toda la recuperación incipiente que se había generado se perdió”.
“No podemos seguir repitiendo los mismos errores, siempre”, manifestó el economista. “Ya llevamos 100 años de decadencia relativa, según la cual la relación entre nuestro PBI per cápita y el PBI promedio mundial se va deteriorando. Mientras no entendamos que nos tenemos que poner de acuerdo, y que la única manera de crecer es a través del sacrificio, del esfuerzo y de la prudencia, vamos a seguir teniendo los mismos problemas”. Para finalizar, y consultado por un asistente sobre la posibilidad de dolarizar la economía, Arriazu respondió: “La Argentina tiene una economía dolarizada de hecho, aunque no de derecho: nos dolarizamos como individuos, pero no queremos que el país se dolarice. Obviamente, la dolarización ayudaría muchísimo, pero existe un problema: no hay prestamista de última instancia para el sistema financiero. Entonces, o hay que conseguir al prestamista, o bien hay que armar un fondo, y eso lleva tiempo. Soy partidario de una dolarización desde los 80, pero creo que es imposible: la sociedad argentina no lo toleraría”.

“Todas las crisis argentinas son idénticas unas con otras: gastamos de más; para gastar de más nos endeudamos; hasta que, de golpe, el acreedor dice: ‘Éste no me va a pagar’, y sale corriendo…” (Ricardo Arriazu).