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Un viaje a 1915…

Hace 100 años, y mientras los trabajos de construcción de su sede definitiva se encontraban en pleno desarrollo, la BCBA hacía uso de su carácter político e intervenía activamente en la realidad nacional.

Luis E. Zuberbühler

A poco más de 60 años de su creación, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires no sólo era como un ámbito propicio para realizar negocios, sino que además ya tenía peso propio como entidad política. Así lo demuestran los hechos reseñados en la Memoria del año 1915. En aquel momento, las compañías ferroviarias habían decidido incrementar en un 10% las tarifas por sus servicios. Frente a esto, los sectores representativos de actividades comerciales, industriales y agropecuarias se reunieron y encargaron a la BCBA que realizara las gestiones conducentes a dejar sin efecto el aumento tarifario.
A pesar de la buena predisposición mostrada por el entonces ministro de Obras Públicas, Manuel Moyano, para interceder ante las empresas de ferrocarriles, éstas lograron hacer valer su posición y el ajuste se realizó de todas maneras. Sin embargo, en los encuentros organizados entre los delegados de la producción con motivo de las tarifas ferroviarias surgió la idea de constituir una Confederación donde estuvieran representados los distintos grupos que se habían movilizado en oposición al aumentode los costos ferroviarios. Surgió así una Comisión Especial, presidida por el entonces titular de la BCBA, Luis E. Zuberbühler, que se encargó de proyectar los estatutos de la naciente organización.

La nueva entidad se propuso, por un lado, constituirse como un interlocutor político válido ante las autoridades nacionales en lo relativo a velar por los intereses generales del comercio, la industria y la producción nacionales. Por otra parte, y para dar la intervención que correspondiera, la organización decidió estudiar todo lo concerniente a transportes marítimos y terrestres, aranceles de aduana, leyes impositivas, reglamentaciones sobre comercio e industrias, organización del crédito, fomento de la ganadería, de la agricultura y demás ramos de la producción nacional, tratados de comercio, legislación sobre materia comercial y en general toda cuestión que pudiera favorecer a los intereses de sus adherentes.

Esta Comisión Especial derivó –hacia 1916– en la Confederación Argentina del Comercio, de la Industria y de la Producción (CACIP), que estableció su sede en el edificio que ese año inauguró la BCBA. Cabe destacar que el nacimiento de la CACIP se inscribe en una tendencia de la época: frente a las restricciones al comercio exterior provocadas por el impacto de la Primera Guerra Mundial y la creciente agitación social producto del desempleo y la multiplicación de las huelgas, se consolidaron –a partir de 1915– entidades representativas del capital y el trabajo. Además de la CACIP, los empleadores también se unieron en la Asociación del Trabajo, creada en 1918. En la contraparte, la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), de tendencia anarquista, fue la organización más representativa de trabajadores en aquel entonces.

El nuevo edificio… y la Primera Guerra

Durante 1915, el actual edificio de la BCBA aún se encontraba en construcción. La obra, que se había iniciado en 1913, no fue concluida hasta fines de 1916 por una serie de demoras provocadas en gran medida por el transcurso de la Primera Guerra Mundial. “La guerra 14-18 tomó en pleno la ejecución de este nuevo edificio”, recordaría el arquitecto Alfredo Williams en el acto celebrado para el cincuentenario del Palacio Bursátil. “Debemos considerar que antes todos los elementos de la construcción se importaban. La mayoría de los materiales eran extranjeros; sólo los ladrillos y parte de las mezclas –cal y arena, no así el portland– eran nacionales, junto con la mano de obra. Mármoles, pisos, herrajes, broncería, techumbres, maquinarias, se importaban de Francia, Italia, Inglaterra, Estados Unidos”.

Por supuesto, la Primera Guerra Mundial tendría consecuencias en todos los ámbitos de la vida pública argentina, incluida su plaza bursátil. “Al influjo del estallido de la guerra europea se producen en la estructura financiera y económica del país alteraciones esenciales”, señala el libro editado con motivo del centenario de la BCBA. “La Gran Guerra de 1914 privó a la Argentina de numerosos mercados exteriores, cerró el camino a la corriente inmigratoria de hombres y capitales, y dejó al país librado a sus propios recursos e impedido de la utilización de crédito exterior, fuente frecuente de ayuda y empuje a lo largo de su vida como nación independiente. Declarada la Guerra, la cotización de todos los valores declinó bruscamente, pues a la fuerte corriente de liquidaciones internacionales se sumó el pánico de los inversores internos”.

“El desequilibrio engendrado por la conflagración europea repercutió lógicamente en nuestros sistemas comerciales –continúa el libro del Centenario–. Las principales vías de intercambio (plazas europeas) se vieron interrumpidas, canalizándose en alguna medida hacia mercados de los Estados Unidos. La desocupación en la Argentina fue creciendo desde 1915 hasta 1920, puesto que los procesos de crecimiento y expansión industrial fueron virtualmente detenidos ante el cierre de los mercados exteriores. (…) Al terminar la gran guerra, creyóse que cesaban para el mundo los padecimientos de la pesadilla (…), que el comercio y la industria iban a renacer sin dificultades, y que el intercambio internacional se reanudaría sin las trabas que la guerra le había impuesto. Poco tardó en sobrevenir el desengaño. La crisis de 1920 provocó la caída violenta de los precios, la paralización de las industrias y el decaimiento del comercio internacional”.

Tras la depresión, se inició un período de relativa prosperidad caracterizado por la expansión del intercambio comercial multilateral y la vuelta al régimen de patrón oro en varios países. La segunda mitad de la década del 20 encontró entonces a la Bolsa con nuevo edificio, encaminada en un proceso nacional de recuperación económica y de institucionalidad política que, sin embargo, se vería drásticamente abortado merced a la depresión mundial y a la interrupción del Estado de derecho en el país a comienzos de la década del 30. Pero ésa, claro, es otra historia.

EL ESQUELETO DEL COLOSO. Así lucía el Palacio Bursátil, al inicio de su construcción, desde la avenida L. N. Alem. La obra del edificio definitivo de la BCBA fue demorada considerablemente por las consecuencias de la Primera Guerra Mundial.