“Sólo las startups se pueden financiar hoy en la Argentina”
En la clase de apertura del Programa sobre Emprendedurismo, dictado virtualmente por la Fundación BCBA, Diego Martínez Burzaco señaló que las nuevas compañías vinculadas con la IT son la excepción en el marco financiero local, donde las empresas tradicionales “atraviesan una situación complicada”.
El “Programa sobre Emprendedurismo” que dicta a distancia la Fundación BCBA contó en su primera clase con Diego Martínez Burzaco, director de Investigación y Estrategia de la plataforma digital de inversiones INVIU, quien expuso sobre Finanzas Corporativas. El economista y docente de la Fundación se presentó ante los alumnos con un interrogante disparador, “¿De qué hablamos cuando hablamos de finanzas?”, y remarcó: “Las finanzas no están solamente vinculadas con el dinero y las inversiones. Las finanzas trascienden todos los órdenes de la vida y tienen lugar en cualquier ámbito en el que uno pueda desenvolverse: desde el ámbito privado de las finanzas personales hasta el ámbito gubernamental de las finanzas públicas”.
“En el caso de las finanzas a nivel de la empresa –continuó el economista–, el objetivo de una compañía es el de generar valor para los accionistas. Por ejemplo, las acciones de las distintas empresas que cotizan en Bolsa constituyen básicamente el capital social de dichas compañías. El management es el encargado de dirigir los negocios y debe gestionar los recursos de la firma para generar riqueza y valor. Si la empresa genera riqueza y valor, el accionista estará feliz, porque la compañía probablemente incrementará su valor a lo largo del tiempo, y esa creación de riqueza debería reflejarse en el precio de la acción. Si los accionistas confían en el management de la compañía es porque consideran que éste puede generar riqueza; y a la larga, esa generación de riqueza redundará en una mayor inversión por parte de los accionistas”.
Al plantear que “las finanzas corporativas pueden tener repercusión sobre las finanzas personales”, Martínez Burzaco explicó: “Si yo, como inversor, considero que las acciones de determinada empresa están baratas en función de lo que pueda generar el management de la compañía, invertiré en esas acciones. A partir de entonces, las decisiones del management quedarán ligadas con mis finanzas personales. Para tomar buenas decisiones a nivel corporativo, es preciso contar con las herramientas apropiadas y los indicadores correctos. El directorio debe realizar entonces un diagnóstico de la realidad de la empresa y evaluar hacia dónde se la debe conducir para generar valor: dónde es más competitiva, dónde puede tener mejores oportunidades para conquistar mercados, etcétera. Esto parece sencillo, pero muchas compañías quedaron por el camino a lo largo de la historia, fruto de las malas decisiones corporativas. Desde la perspectiva del mercado de capitales se puede apreciar claramente cuáles han sido las empresas exitosas: son las que pudieron abrir su capital a la Bolsa y hacer crecer el precio de las acciones a lo largo de su trayectoria bursátil. Sin embargo, los casos de éxito no son los que abundan; por el contrario, hay cantidad de empresas que apenas intentan gestionar sus recursos para sobrevivir día a día, y hay otras que ni siquiera lo logran”.
A la hora de trasladar estos conceptos a la actual situación económica del país, el profesor de la Fundación BCBA observó que “dadas las cuestiones de la macro argentina, muchas empresas se han visto privadas de acceder a un mercado de capitales donde hasta hace poco tiempo abundaba la liquidez, y el financiamiento era a muy bajo costo y de largo plazo”. En tal sentido, el economista puntualizó: “En el caso de algunos proyectos, como los del sector petrolero, por ejemplo, las inversiones deben ser pensadas a 5 o a 10 años como mínimo: ésos son los plazos de recuperación del capital invertido. Para poder financiar proyectos así se necesitan préstamos de largo plazo que hoy no están disponibles en la Argentina. Entonces, para invertir a largo plazo, la empresa debe hacerlo con recursos propios o resignarse a no hacerlo, porque hoy en nuestro país es prácticamente imposible conseguir financiamiento genuino de largo plazo”.
En este panorama, Martínez Burzaco aclaró que la excepción es la del capital de riesgo destinado al financiamiento de proyectos startups: las nuevas empresas vinculadas a la comercialización de productos o servicios a través de las tecnologías de la información (IT): “Estos proyectos de inversión son de alto riesgo, porque una buena idea, aunque sea innovadora y disruptiva, puede resultar muy difícil de implementar en la práctica. Los fondos de riesgo que financian proyectos de ese tipo invierten en, digamos, 100 startups al mismo tiempo; y si una o dos de ellas logran triunfar, los fondos compensan por demás el riesgo de la inversión en las otras 98 que no funcionan. Al margen de este caso particular, las empresas tradicionales –que requieren de una inversión de capital en plantas y en maquinarias– atraviesan una situación de financiamiento complicada en la Argentina”.
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