Por un mundo mejor y transformado
El W20 lanzó el diálogo nacional de Mujeres en puestos de decisión, que concluirá con la cumbre internacional en octubre. “Argentina tiene que hacer un muy buen papel a efectos de representar lo mejor posible a América Latina”, expresó la mendocina Susana Balbo, chair del W20.
«Este 2018 es una gran oportunidad que tiene la Argentina, no podemos desperdiciarla. Hay que desafiar las estadísticas que dicen que en 100 años vamos a cambiar la realidad; juntas la vamos a cambiar más rápido», se entusiasmó Andrea Grobocopatel, representante del grupo de afinidad W20, en relación al trabajo que planifican para 2018.
El diálogo nacional se lanzó en febrero de este año con el propósito de llegar a la cumbre internacional del Women 20, a realizarse en octubre en Buenos Aires, con un diagnóstico y propuestas sobre el empoderamiento económico de la mujer, que serán evaluadas por los líderes mundiales para su inclusión en la declaración final del G20. El debate se concentra en cuatro ejes temáticos.
Inclusión laboral
Casi la mitad de las mujeres del mundo no tiene ingreso propio y en promedio gana un 30% menos que sus pares masculinos. Representan el 60% de los graduados universitarios, pero ocupan apenas un tercio de la fuerza de trabajo total.
Susana Balbo se refirió a “un estudio de ONU Mujeres, que dice que si estas mujeres se incorporan a la fuerza laboral del G20 puede cambiar aproximadamente entre el 7% y el 15% del PBI de sus países miembro.” Y remarcó: “Fíjense lo que significaría como cambio hacia una agenda más sostenible de 2030 que podamos facilitarles a estas mujeres la incorporación a la fuerza laboral.”
Inclusión financiera
Según los datos que maneja el W20, solo el 40% de las mujeres en los países del G20 tiene acceso a cuentas bancarias. En tal sentido, Susana Balbo comentó que, “si bien el 47% de las pequeñas y medianas empresas son propiedad de mujeres, solamente el 10% de los créditos otorgados por los bancos llega a estas empresas lideradas por mujeres”.
Para Marcela Marincioni, directora de Marketing y Comunicación de Findo Argentina, empresa de soluciones digitales de inclusión financiera desarrolladas para smartphones, es posible que la causa sea que “las instituciones financieras no cuentan con información creíble y objetiva. Sin la data analizada con perspectiva de género, los bancos no pueden contribuir a los casos de negocio que demuestran que servir a las mujeres de bajos ingresos es rentable”.
Inclusión digital
En el mundo, hay 200 millones de mujeres menos que hombres que poseen un teléfono móvil, y 250 millones de mujeres menos que hombres utilizan Internet. Esta brecha refleja las desigualdades existentes en el acceso a las oportunidades, lo que obstaculiza el desarrollo económico de las mujeres, la escalabilidad de sus negocios y la generación de riqueza.
Para la diputada Balbo, la inclusión digital es el comienzo para lograr las demás equidades. “Necesitamos que una mujer rural disponga de un teléfono inteligente para acceder a una plataforma bancaria sin tener que trasladarse al pueblo o la ciudad para pagar, comprar o vender.” Y aclaró: “La inclusión digital no es sólo fomentar en las mujeres el estudio de las carreras vinculadas a la tecnología sino su condición de herramienta fundamental para acceder a una inclusión financiera, educativa, laboral, de salud e incluso de asistencia en caso de violencia de género.”
Desarrollo de la mujer rural
Las mujeres representan el 43% de la fuerza laboral agrícola; es decir, son las que producen casi la mitad de los alimentos del mundo, pero carecen de acceso a la tierra, los recursos productivos, de infraestructura, caminos, conectividad, agua potable, educación, salud y justicia. Sin embargo, son las que juegan un papel decisivo en el mantenimiento de las familias, el fortalecimiento de las comunidades, la generación de alimentos y la reducción de la pobreza. “Tenemos que visibilizar que América latina tiene sociedades vulnerables y no solamente África. Las cosas que no se ven, no se corrigen,” explicó, combativa, Balbo.
El empoderamiento de la mujer se ha instalado como objetivo de interés para hombres y mujeres. Representa un desafío cultural que, de abordarse con seriedad y en forma sostenida a nivel global y transversal a todos los grupos de trabajo del G20, redundará en beneficios que no tardarán en manifestarse con miras a la concreción de las 17 metas para el desarrollo sostenible a alcanzar para 2030.