El viernes 11 de noviembre, con el antecedente de haber compartido un mismo circuito cultural durante la Noche de los Museos en la Ciudad de Buenos Aires, la BCBA y el CCK ofrecieron programación con acceso libre y gratuito para todo público.

En el Palacio Bursátil, 18.30, se programó una hora de música sacra en el que fuera el Viejo Recinto de Operaciones. Una Orquesta y un Coro creados y dirigidos por la cantante lírica Sandra Pianigiani —profesional que abarca cada vez más desafíos en la escena musical—, paseó por un repertorio que incluyó Telemann, Vivaldi y Mozart, con su Misa de La Coronación. La acústica de la sala se dejó reverberar por magníficas voces en un canto sacro más por su vibración en los cuerpos presentes que por su mística religiosa. Sonoro cierre con bis del “Gloria” para compensar la falta de la solista en el cello que obligó a dejar pasar una de las obras de Vivaldi. A lo largo de los más de 40 años de historia del Ciclo Cultural de la Bolsa, en el Viejo Recinto han sonado gran cantidad de coros, bandas y orquestas, incluso a aquellas que aún no tenían sede fija, como los organismos estables dependientes de la Secretaría de Cultura de la Nación. En la actualidad, la Orquesta Sinfónica Nacional y la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” reciben al público en su Casa, en el Auditorio Nacional del Centro Cultural Kirchner (CCK).

De allí que, cinco minutos después de terminado el concierto en la Bolsa, cruzando Alem, por Sarmiento, en el CCK (ex Palacio de Correos) convocó la “Fili”, con su relativamente nuevo proyecto Filiberto Jazz. Se presentó el Real Book Argentina, que contiene más de 300 partituras, creación de artistas argentinos, y que la Orquesta Nacional de Música Argentina “Juan de Dios Filiberto” con músicos invitados honró con justicia incluyendo en su repertorio el género aparentemente ajeno. Bandoneones, charango, percusión, cuerdas y bronces se reunieron en novedosa armonía para proponer un concierto impecable, en repertorio, virtuosismo y musicalidad. Una fiesta de primerísimo nivel en calidad desde todos los aspectos: música, intérpretes, sala (con todo su personal técnico) y público. La voz de Julia Sanjurjo y la conducción de Annunziata Tomaro, de bellísima y precisa confección, dieron un marco femenino al concierto. Al cierre, la joven directora se desplazó con calidez y firmeza por el escenario alentando a los músicos, por sector de instrumentos, a levantarse para recibir sus merecidos aplausos.

Media hora después del cierre, en Pétalo, el restaurante más cercano, se daban cita, azarosamente y sin compartir mesa, ambas directoras con sus respectivos grupos de allegados. Seguramente habrán cerrado la velada de modo similar, las demás mujeres de los cuerpos musicales de esa Noche, que en número ya se acercan al de sus compañeros varones, así como también al merecido espacio que ocupan. El público, que siempre quiere más, agradecido por tanta diversidad, en el más alto nivel académico, creativo y humano.