“¿Para qué sirve el dinero, los ahorros, el empuje, el sacrificio, el esfuerzo, sino simplemente para tener la libertad de elegir?,” se preguntó Adelmo Gabbi, Presidente de la BCBA, durante su alocución ante los Socios de la entidad en el encuentro virtual de fin de año. A continuación, el discurso completo.

«Amigos socios, luego de dos años muy contradictorios, porque fueron muy malos en cuanto a calidad de vida, pero relativamente buenos en términos de nuestra profesión de inversores, quiero brindar por un 2022 en el que valoremos la mejor enseñanza que nos dejó la pandemia: “La libertad de elegir”.

¿Para qué sirve el dinero, los ahorros, el empuje, el sacrificio, el esfuerzo, sino simplemente para tener la libertad de elegir?

Hay personas que por acumular más dinero sacrifican su bienestar personal. Muchos de ellos son vistos como exitosos; otros los consideran ambiciosos. Lo importante es que tienen la libertad de elegir.

Hay otro tipo de personas que prefieren una vida con menos activos materiales, pero con más bienes espirituales; lo más importante no es que digan que son personas poco afectas al trabajo o que son íntegras, lo importante es que tienen la libertad de elegir.
Eso es lo que nos dejó la pandemia. Cada uno de nosotros ha adquirido una mayor libertad de pensamiento para poder elegir.

Hay valores intangibles imposibles de mensurar. La percepción del riesgo en cada uno de nosotros es absolutamente distinta; por eso, para cada uno de nosotros los resultados también serán distintos.

Lo que tenemos que asumir es que en donde no hay libertad de elegir es en la economía. Es ridículo querer controlar la economía como si fuese una ciencia exacta, cuando en realidad no lo es. La base de cualquier decisión económica está en la confianza, en la credibilidad, en las expectativas, en ninguna variable manejable, es decir, no se puede elegir.

El tiempo, las horas, la dignidad, la libertad representan la moneda de intercambio de nuestras vidas. Son los bienes más escasos, por lo tanto, deberían ser los mejores, los de mayor valor. El dinero resulta, con mucha frecuencia, la forma más cara de motivar a la gente.

La educación no sólo es más barata, sino que es decididamente más efectiva. Es la educación la que permite aumentar las probabilidades de alcanzar las metas individuales y colectivas.

No es buen negocio, aunque pueda serlo desde el punto de vista electoral, tener más pobres que mejor educados. Es importante que la Argentina mire hacia el futuro y eso, sin educación, es prácticamente imposible.

Yo no me quiero resignar a seguir este camino; voy a seguir luchando como ustedes para que juntos tengamos más deseos de futuro.

Como dice la canción: “No, permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir ni honrar la vida”. Nosotros desde la Bolsa pretendemos perdurar, pretendemos existir, pretendemos honrar la vida.

Por eso, cada vez estamos más convencidos de que no se debe destruir la dignidad de los argentinos, mucho menos cuando de manera miserable se compra esa dignidad con dinero o bienes materiales.

Es importante que luchemos para que todos los argentinos tengamos el mismo camino de igualdad de oportunidades.

Por eso, cada vez estoy más convencido de que la educación significa dignidad y un pueblo con dignidad tiene destino de grandeza. Y eso es lo que quiero para mi Argentina.

Quiero desearles a todos muchas felicidades. Para los que, como yo, tienen creencias religiosas les deseo una feliz nochebuena y una muy buena navidad. Y para todos, sin excepción, que tengan un 2022 que sea absolutamente mejor que el 2021. Y como soy un optimista empedernido, el deseo fundamental es que el 2023 sea mucho mejor aún que el 2022. Muchas gracias.»