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La inteligencia emocional del inversor

En el marco del ciclo “Ellas invierten”, organizado por la Fundación BCBA, María Gabriela Pasquali explicó a un numeroso público femenino qué es la economía del comportamiento. “Una ganancia nos reporta un valor emocional mucho menor que el que nos genera una pérdida”, sostuvo la psicóloga.

María Gabriela Pasquali.

Durante la charla titulada ¿Qué es la economía del comportamiento?, María Gabriela Pasquali explicó cómo influyen en la toma de decisiones financieras las emociones y, en particular, los sesgos cognitivos. La psicóloga y especialista en economía del comportamiento compartió el estrado del Salón de Actos de la Bolsa con la psicopedagoga Gabriela Totaro, en el marco del ciclo de conferencias “Ellas invierten” que lleva a cabo la Fundación BCBA.

“La economía del comportamiento es el estudio de cómo los factores psicológicos, sociales y cognitivos influyen sobre las decisiones que tomamos, tanto de ahorro como de inversión”, puntualizó María Gabriela Pasquali, y recordó a Daniel Kahneman: “En 2002, el psicólogo israelí ganó el Premio Nobel de Economía por haber integrado aspectos de la investigación psicológica en la ciencia económica, especialmente en lo que respecta al juicio humano y a la toma de decisiones bajo incertidumbre. Kahneman puso en tela de juicio la idea canónica de la economía clásica sobre el arquetipo del hombre que toma decisiones financieras: supuestamente, un hombre muy lógico y racional en el que las emociones no entran en juego”.

A la hora de indagar cómo repercuten las emociones en las decisiones financieras, la psicóloga planteó al auditorio: “Los seres humanos tenemos dos sistemas de procesamiento de información: el sistema 1, que es rápido, intuitivo, emocional, automático e inconsciente; y el sistema 2, que es lento, analítico, estructurado, lógico y consciente. El sistema 2 es aquél con el que solemos identificarnos conscientemente: es nuestro sistema de creencias y, en definitiva, lo que creemos que pensamos; pero la verdad es que el sistema 1 influye, y mucho, en esas creencias. Tal vez tomamos una decisión financiera con absoluta convicción, pero detrás de dicha decisión se esconden sesgos cognitivos e intuiciones que no tienen sustento. Cuando están involucradas las emociones, las personas quizás no son tan asertivas en sus decisiones. Como el sistema 1 no se puede desactivar, a veces es difícil poner al sistema 2 en control de las decisiones que tomamos”.

María Gabriela Pasquali citó al célebre inversor estadounidense para ilustrar los peligros de los riesgos ignorados o minimizados al momento de hacer una inversión.

Atajos mentales que inducen a error

Pasquali ilustró estos conceptos con una frase del inversor estadounidense Warren Buffett: Para ganar en la Bolsa no hay que hacer demasiadas cosas estúpidas: “Una frase fuerte, pero también muy sencilla, que en los términos de esta charla nos previene de lo siguiente: hay que tener cuidado con el sistema 1, porque a veces nos lleva a hacer cosas muy locas. Por ejemplo, querer ganar mucha plata en poco tiempo; lo que nos hace ignorar los riesgos que eso tiene, a no analizarlos o a minimizarlos”.

La especialista en economía del comportamiento observó que, cuando se toman decisiones de inversión, pueden surgir distintos “sesgos”; esto es, atajos mentales que ponen el foco en un determinado aspecto de un problema complejo e ignoran los demás. Entre otros sesgos, Pasquali definió el denominado coeficiente de aversión al riesgo: “Los seres humanos somos bastante reacios a afrontar las pérdidas. El beneficio psicológico de recibir una ganancia no es equiparable al costo psicológico de sufrir una pérdida. Si yo gano un 30% con las acciones que compré, y luego pierdo un 20% con esa misma inversión, la pérdida porcentual me va a afectar mucho más, aunque haya sido menor que la ganancia. El sentimiento de desagrado por una pérdida es superior a la sensación de alegría por una ganancia”.

Ahora bien, ¿cómo se pueden mitigar los efectos de estos sesgos?: “Lo primero es educarse en el área financiera, conocer los instrumentos y productos disponibles y los riesgos que éstos entrañan –respondió la oradora–. Asimismo, hay que analizar los problemas desde múltiples perspectivas y definir cuál es el perfil de cada inversor. Cuando uno cree que se las sabe todas, en ese preciso momento es cuando empieza a perder en sus ahorros o inversiones. Hay que ser un poco humildes, tener conciencia de que hay una parte nuestra que es desconocida para nosotros mismos, y que esto no sólo ocurre en el plano de la psicología, porque al momento de tomar decisiones de inversión somos un mismo ser humano”.