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“La energía genera empleo, aporta divisas y hace más competitiva a la industria”

En el marco de la actual crisis energética, el ex directivo de Chevron, Ricardo Aguirre, apostó al sector como uno de los puntales para el desarrollo sostenido de la Argentina: “Un país con energía barata es un país competitivo. Hay que alentar a la inversión privada y protegerla de las arbitrariedades de la política”.

“Habría que empezar a pensar en la exportación de gas natural licuado al mundo. Ahora mismo es imposible, pero la Argentina debería planteárselo como posibilidad para el futuro” (Ricardo Aguirre).

El ex director Comercial y de Planeamiento de Chevron Argentina, Ricardo Aguirre, disertó durante la jornada “Situación actual e internacional, a la luz del presente escenario”. Llevado a cabo por la Cámara de Agentes de Bolsa de manera virtual, el encuentro convocó a destacados oradores que abordaron distintos temas de actualidad económico-financiera en el ámbito de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Aguirre inició su charla explicando qué significa para la Argentina la crisis energética desatada por la ocupación rusa en Ucrania: “Hay paradigmas previos que ahora están crujiendo debido a esta guerra. En lo energético y en lo económico en general, el mundo estaba mirando hacia la descarbonización. En lo local, según algunos sectores políticos, la Argentina podía vivir sin ser afectada por la evolución de los precios internacionales de la energía, con un nivel de subsidio moderado y manejable: ese paradigma también ha crujido”.

El ex directivo de la petrolera estadounidense recordó que, antes de la guerra, la Argentina ya venía con un gran desacople respecto de los precios internacionales y con un quiebre en el clima de inversión de la industria. “A ello hay que sumarle el desdoblamiento cambiario, el cepo y todas las dificultades para remitir utilidades al exterior. Desde agosto de 2019, todas estas circunstancias han sido muy poco alentadoras para la inversión. Las grandes cuencas gasíferas austral y del noroeste vienen declinando su producción, y al mismo tiempo se ve un incremento importante de la producción de gas en la cuenca neuquina, basado en el desarrollo de los recursos no convencionales: tight gas y shale gas. Ambos recursos utilizan la misma tecnología para generar el gas no convencional: pozos horizontales de gran longitud, con múltiples fracturas que permiten producir hidrocarburos de rocas muy cerradas, prácticamente sin permeabilidad. Hoy, más del 50% del gas que produce la cuenca neuquina es no convencional –mayormente se trata del shale gas de Vaca Muerta–; pero, por dificultades logísticas, la producción de Neuquén no llega a compensar lo que pierden las otras cuencas. Hay capacidad ociosa en los gasoductos que transportan el gas convencional y saturación en los que trasladan el gas desde Neuquén”.

“El pico de producción energética que se había registrado en 2019 declinó en 2020, por causa de la pandemia y de los cambios políticos y de reglas”, observó Ricardo Aguirre y anticipó: “Por delante se prevé una fuerte importación de recursos energéticos, sobre todo de gasoil y gas natural licuado. El problema con el gas natural licuado no es sólo de precio, sino también de abastecimiento, por la alta demanda mundial. Este año, el impacto de la importación de gas se puede estimar entre 4.000 millones y 6.000 millones de dólares, en términos de déficit de la balanza energética, cuando la Argentina venía de dos años con un balance comercial neutro. La dificultad en el abastecimiento de gas va a pegar primero en el suministro al sector industrial. En cambio, el suministro al sector residencial es el último que se corta, por la delicada situación social que ello genera”.

Para concluir, el disertante enunció los temas de la agenda energética argentina: “Nuestro país debe trabajar en la seguridad de la industria y en la oportunidad exportadora de un país petrolero. Estamos habituados a escuchar que el sector agropecuario es el más dinámico y eficiente de la economía argentina. Sin embargo, yo no tengo dudas de que la energía es otra de las líneas de crecimiento del país que permite generar empleo de calidad, aportar divisas a la balanza comercial y proveer competitividad a otras industrias. Un país con energía barata es un país competitivo en muchos sectores económicos. Hay que encontrar un esquema por medio del cual se aliente a la inversión privada, y que dicha inversión esté protegida de las arbitrariedades tarifarias de la política. No se le puede decir al inversor, de un día para el otro, que su precio va a ser la mitad del precio del mercado mundial”.