Fanny Diamant y su esposo Juan Kancepolski, dejaron su magnífica impronta artística en el Hall Central de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires en las exposiciones simultáneas que realizaron del 10 al 28 de marzo de 2014, en la cual presentaron “Universo interior” y “#Murales”, respectivamente.

Aquellos que tuvieron la suerte de visitar el domicilio de este agradable matrimonio, en el barrio de Caballito, han podido confirmar que se respiraba arte en cada rincón de ese cálido hogar: esculturas, vitrales, cerámicas, dibujos, retratos, naturalezas muertas, paisajes norteños, murales, poesías, libros y música, que también flotaba en el aire.

Fanny Diamant

La artista plástica nació en Buenos Aires y cursó estudios en la Escuela de Artes “Fernando Fader”. Años más tarde concurrió al taller de cerámica de Mireya Baglietto y Vilma Villaverde, así como también al de visión plástica con Rosa Julia Faccaro, donde comenzó una intensa y profunda labor de investigación en las técnicas del modelado y el esmalte. Diamant incorporó el arte a su vida, y su vocación dio lugar a que su afán de hacer y su inspiración se aunaran transformándose en obra. La versatilidad de sus conocimientos y su creatividad le permitieron expresarse a través de diversas técnicas: talla en madera, pintura y dibujo, cerámica, vidrio y metal. Participó en numerosas exposiciones colectivas e individuales, certámenes y salones nacionales.

“Entrar en el mundo de la creación de esta tan peculiar artista equivale a ingresar en un delta de maravillas. Porque ese mundo, en realidad, un amplio universo de inspiración, equivale a un prodigioso jardín: escultora, dibujante, pintora, artífice del calor eléctrico y el vidrio, y cada vez, fiel eco de una realidad artística que no reconoce ni aspira a otro objetivo que el de despertar la emoción y los sentimientos de quien contemple esa obra, que lo obtiene unánimemente. Porque hay, en todo lo que Diamant concreta en su feliz creación, una calidad y una variedad sinceramente asombrosas” (César Magrini).

“Están también sus dibujos, que son nerviosos, ágiles, referidos siempre a lo fundamental en cada composición, en la que predomina una línea muy rica en sugerencias, y que desentraña no pocas seducciones, como la de haber calado muy hondo en lo más íntimo de la personalidad elegida, objeto, en la cuidada galería de Fanny Diamant, de un sentido homenaje” (César Magrini).

Juan Kancepolski (1931-2016)

El artista nació en Buenos Aires y a los 11 años comenzó sus estudios de dibujo con el discípulo del pintor español Joaquín Sorolla y Bastida, José Soriano Torrejón, de quien fue asistente de restauración para la embajada española. Dos años después ingresó en la Escuela Nacional de Bellas Artes; su relación con los maestros Juan Carlos Castagnino, Miguel Carlos Victorica, Lino Enea Spilimbergo, Emilio Pettoruti y Lucio Fontana, maduró su concepción personal de las formas en el espacio. Posteriormente, en Europa, consiguió ahondar en el conocimiento de los grandes maestros antiguos y contemporáneos. Un complejo dominio técnico es el resultado de su persistente labor en la conquista de un lenguaje singular que lo identifica y distingue como un gran maestro. Ha brindado más de 50 exposiciones individuales en la Argentina, América Latina y Europa, destacándose en su país las del Palais de Glace en toda la planta baja y primer piso, Salas del Museo Sívori y Sala C del Centro Cultural Recoleta.

“Sus imágenes están plasmadas en formas que aparentan un sentido alegórico. Es la resultante de combinar fuerzas espirituales y de su fantasía con el principio de la unidad formal, persistente por su perseverancia, constante e imperativa” (Jorge Feinsilber, diario Ámbito Financiero, 1982).

“Como el impresionismo, el cubismo abrió compuertas de auténticos descubrimientos, y más que ello, de posibilidades que hacen evidente hasta hoy su vigencia, al revés de tantas supuestas escuelas que, fueron ‘invenciones’ del ingenio que necesitan su periódica renovación y una sustitución. En el caso del cubismo en nuestro país, lo comprobamos con la personalidad de Juan Kancepolski, y de quien, para una determinada comprensión de su lenguaje y de estado de logros justifica su privilegiada posición en nuestro desarrollo cultural” (Mario Gilardoni, El Cronista, 1994).

De lo pequeño a lo gigantesco

En la exposición “Universo interior” en la BCBA, Fanny Diamant, mostró su variedad de cerámicas en pequeño formato, en la cual sus interesantes obras se ligan con los laberintos afectivos que atraviesan los vínculos humanos, siempre en una sana puja por explicitarse y multiplicarse.

Al mismo tiempo, las paredes del Hall Central casi quedaron invisibilizadas detrás de los murales de Juan Kancepolski, quien presentó varios polípticos, algunos de 10 metros, con la particularidad de que no fueron elaborados sobre bocetos previos ni asistencia de ningún sistema tecnológico, sino que se caracterizaban por darle vida a cada eslabón de su obra pictórica instintivamente, el artista con pincel y óleo frente a la tela, inspirado con música clásica y permitiendo enarbolar pieza por pieza para conformar una imagen uniforme, colorida y expresiva.

La consideración del arte para Juan Kancepolski era sumamente sublime y este notorio interés lo dejaba puesto de manifiesto al buscar acaparar la atención de los niños y acercarlos al dibujo, al color, a la pintura. Así como lo había realizado en otros espacios de arte, en oportunidad de exponer en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires junto a su esposa Fanny Diamant, solicitó una sala para el dictado de talleres gratuitos destinado a hijos, sobrinos y nietos de Socios y empleados, además del público en general a través de una difusión masiva de este proyecto altruista, que tuvo eco en los medios, como por ejemplo se grafica en la nota periodística publicada por BAE Negocios.

El taller de arte se plasmó en la sala de Microcine de la BCBA, que albergó a numerosos niños que compartieron una tarde única y especial junto al gran maestro Kancepolski. Desde aquí un reconocido homenaje a dos excelentes artistas, de una vasta trayectoria y una calidad humana superlativa, que siempre serán recordados muy gratamente.