Colectiva de arte: «Subtilis»
El día 24 de abril se inauguró oficialmente la exposición colectiva: «Subtilis», con la participación de los artistas plásticos: Javier Ferrante, Pablo Fracchia, Martín Grandval y Héctor Meana, la cual fue presentada por Victoria Mayol y Camila O’Gorman.
Subtilis es un vocablo que en latín significa sutil y hace referencia a algo o alguien que es delicado, agudo, ingenioso, tenue o perspicaz. Lo sutil se diferencia de lo evidente o palpable, y se asemeja a lo sugerido o implícito.
Javier Ferrante: Formas orgánicas volumétricas que sugieren solidez y liviandad al mismo tiempo. Sus figuras flotan, levitan. Parte de un dibujo minucioso que va asumiendo libertad durante del proceso, y las formas iniciales van evolucionando drásticamente. Mediante el uso del gitch, la figura se vuelve fondo y el fondo, figura.
Pablo Fracchia: Somete y domina la materia, transformándola en composiciones volumétricas de una pureza exquisita. La madera y la piedra se tornan “flexibles” aunque jamás pierden su nobleza, al contrario: la enaltecen. Las masas, las curvas y las rectas invadidas por miles de incrustaciones, nos transportan al deseo de querer alcanzar lo eterno, lo infinito.
Martín Grandval: Al observar su obra, nos adentramos en un espacio sorpresivo latente pero tácito. Partiendo del automatismo, el artista utiliza el devenir azaroso que toman las direcciones de sus drippins, como protagonista principal de su obra. Es ahí donde se involucra con la obra y empieza la verdadera composición, la elección de una paleta definida y fresca. En la multiplicación de sus miles de gotas, el aire, lejos de masificarse adquiere un sentido especial de ligereza y fluidez vibrantes.
Héctor Meana: Por medio de un trazo obsesivamente gestual y de una pincelada inevitablemente expresiva, nos sumerge en una pasión de la que es difícil desprenderse. Dueño de una sólida formación académica, logra composiciones de marcada contemporaneidad, con el manejo del “tono perfecto” en sus dibujos, y el “matiz perfecto” en su pintura. El tema cotidiano de sus obras pasa a ser una excusa, al servicio de la fuerza expresiva plástica. Así: una chapita deviene en poesía y unas espinas en dinamismo tormentoso.