Teatro Colón: historias compartidas con un antiguo vecino
A la Bolsa y al Teatro Colón los une una larga historia de proximidad y su carácter de instituciones fundacionales de la cultura de la inversión y del arte en la Argentina. Vecinas por un tiempo frente a la Plaza de Mayo allá por el 1800, hoy ambas pertenecen al patrimonio histórico y cultural de la Ciudad de Buenos Aires y son referentes internacionales en su métier.
Los orígenes
El Teatro Colón de Buenos Aires tuvo su primera casa en un predio ubicado frente a la Plaza de Mayo con entrada principal por Rivadavia 11. La obra se construyó sobre la base de los planos de Carlos E. Pellegrini —padre de quien sería presidente argentino en 1890—. Ornamentada con majestuosas piezas de bronce cincelado, la ópera rioplatense fue la primera sala en utilizar iluminación a gas. Desde las ubicaciones distribuidas en 64 palcos, 441 plateas, 114 tertulias, 240 cazuelas y 250 lunetas paraíso se observaba el escenario más grande construido hasta esa fecha.
Por su parte, la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, que en sus inicios registró un crecimiento que la fue llevando a ampliar sus instalaciones en varias oportunidades, en 1887, al advertir que la sede otra vez le quedaba chica, compró la casa situada junto el Teatro Colón. Tanto la Bolsa como el Teatro más tarde se trasladarían a sus actuales sedes; Sarmiento 299 y Cerrito 628, respectivamente.
El Teatro en Cerrito 628
El 25 de mayo de 1890 se colocó la piedra fundamental para la construcción del Teatro Colón en su nuevo emplazamiento, dado que la inauguración estaba prevista para antes del 12 de octubre de 1892, por cumplirse 400 años desde la llegada de Colón a América. El terreno, ubicado frente a la Plaza Lavalle, antiguamente albergaba la Estación del Parque, la cabecera del Ferrocarril Oeste de Buenos Aires, cuyo primer viaje —el primero que circuló en la República Argentina— contó entre los privilegiados pasajeros con el primer presidente de la Bolsa, Don Felipe Llavallol (ver más).
Sin embargo, finalmente la obra demoró alrededor de 20 años en concretarse. En 1891 al fallecer el arquitecto Francesco Tamburini, autor del proyecto inicial, la obra pasa a manos de su socio y autor del palacio del Congreso Nacional, el arquitecto Víctor Meano, quien a su vez incorpora modificaciones. En 1894, la construcción se estanca por cuestiones financieras; hasta que, en 1904, tras la muerte de Meano, el Gobierno encarga la terminación de la obra al belga Jules Dormal, quien también introdujo modificaciones estructurales al diseño original y dejó definitivamente impreso su sello en el estilo francés de la decoración.
Con cuerpos estables y técnicos propios
Ya en su nueva sede de la calle Cerrito, en sus comienzos el Colón contrataba a compañías extranjeras para sus temporadas. Pero a partir de 1925 contó con sus propios cuerpos estables –Orquesta, Ballet y Coro-, así como también sus propios talleres de producción. Esto le permitió, ya en la década de 1930, organizar sus propias temporadas financiadas por el presupuesto de la Ciudad. Desde entonces, el Teatro Colón ha quedado definido como un teatro de temporada con capacidad para realizar íntegramente la totalidad de una producción gracias al profesionalismo de sus cuerpos esceno-técnicos especializados.
Y visitantes ilustres
A lo largo de su historia, ningún artista de importancia del siglo XX ha dejado de pisar su escenario. Basta mencionar a cantantes como Enrico Caruso, Claudia Muzio, Maria Callas, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti; a bailarines como Vaslav Nijinski, Margot Fonteyn, Maya Plisetskaya, Rudolf Nureyev y Mijail Barishnikov; a directores como Arturo Toscanini, Herbert von Karajan y Héctor Panizza, entre tantos otros. También es frecuente que, siguiendo la tradición inaugurada por Richard Strauss, Camille Saint-Saëns, Pietro Mascagni y Ottorino Respighi, los compositores viajen hasta el Colón a dirigir o supervisar los estrenos de sus propias obras.
A partir del año 2010, luego de varios años de presentar su programación en salas alternativas, el Teatro Colón volvió a abrir sus puertas restaurado a todo su esplendor original. El Teatro Colón es un orgullo de la cultura argentina y un centro de referencia para la ópera, la danza y la música académica en todo el mundo.
La Bolsa auspicia funciones en el Teatro Colón
Como parte de su política permanente de apoyo a la cultura nacional, en noviembre de 1989, la BCBA auspició conjuntamente con el Mercado de Valores de Buenos Aires S.A. y por pedido de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, una serie de cuatro funciones del ballet “El lago de los cisnes”, del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, que se realizaron en el Teatro Colón. Para dicha ocasión, la BCBA reservó localidades para sus socios y familiares, quienes asistieron a la presentación de este cuento de hadas-ballet de cuatro actos en la interpretación de los afamados bailarines Julio Bocca y Ludmila Semeniaka, además de Eleonora Cassano, Silvia Bazilis, Raquel Rossetti y Raúl Candal, junto a integrantes del Ballet Estable del Teatro Colón y la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigidos por Tamara Grigorieva y Bruno D’Astoli.
La Bolsa recibe al Colón en su casa
El jueves 24 de agosto de 2006, el Instituto de Arte Lírico del Teatro Colón presentó en el Salón de Actos de la Bolsa el recital “Haendel, la ópera y el oratario”, como concierto final del Curso en Interpretación Estilística Barroca, dictado por el Director General de Jeffrey Gall (EE.UU.), con preparación musical del Mtro. Igor Herzog. El Oratorio estuvo representado por: I) Dos arias de “Teodora” (1749) con Rocío Arbizu como soprano; II) Dos arias de “Semele” (1743) con Carlos D’Onofrio como tenor y III) Escenas de la ópera “Orlando” (1733). La obra fue musicalizada por Igor Herzog (tiorba), Claudia Odoguardi (viola da gamba) y Mariano Irschck (cémbalo).
Dentro del marco del Ciclo Cultural de ese mismo año, el viernes 20 de octubre se presentó en el Recinto Principal el ballet “Baile de graduados”, interpretado por alumnos de la Carrera de Danza del Instituto de Arte del Teatro Colón, con el auspicio de la Fundación Victoria Ocampo. “Baile de graduados” es un acto ambientado en un salón de baile, en el que señoritas de un internado reciben a un grupo de cadetes y donde se producen una serie de escenas cómicas al ritmo de valses, mazurcas y marchas características de Johann Strauss. La obra se llevó a cabo con coreografía de David Lichine, según Tamara Grigorieva; reposición coreográfica de Mario Galizzi; asistente de coreografía: Ana Rosenthal; y vestuario con producción del Teatro Colón. Actuaron como Regente, Marcela Pasquet, y General, Alejandro Torres. Una vez concluido el evento, agradeció a las autoridades de la Bolsa de Comercio, la Directora del ISATC, Lic. Ana Massone, junto a la Regente de la Carrera de Danza, Mabel Silvera, y al Regente de la Carrera de Canto, Bruno D’Astoli.